
Azares del cuerpo es la reafirmación de las voces femeninas que abren una brecha en la literatura para alzarse como voces humanas.

Convenio
¿Vas a cantar tristezas? dijo la Musa,
entonces yo me vuelvo para allá arriba.
Descansar quiero ahora de tantas lágrimas;
hoy he llorado tanto que estoy rendida.
Iré contigo un rato, pero si quieres
que nos vayamos solos a la campiña
a mirar los espacios por entre ramas
y a oír qué cosas nuevas cantan las brisas.
Me hablan tanto de penas y de cipreses
que se han ido muy lejos mis alegrías,
quiero coger miosotys en las riberas:
si me das mariposas te daré rimas.
Forjaremos estrofas cuando la tarde
llene el valle de vagas melancolías;
yo sé de varios sitios llenos de helechos
y de musgos verdosos donde hay poesía;
pero tú me prometes no conversarme
de horrores y de dudas, de rotas liras,
de tristezas sin causa y de cansancios
y de odio a la existencia y hojas marchitas...
Sí, vámonos al campo, donde la savia,
como el poder de un beso, bulle y palpita;
a buscar nidos llenos en los zarzales:
¡Si me das mariposas te daré rimas!
?...
Estrellas que entre lo sombrío,
de lo ignorado y de lo inmenso,
asemejáis en el vacío,
jirones pálidos de incienso,
nebulosas que ardéis tan lejos
en el infinito que aterra
que sólo alcanzan los reflejos
de vuestra luz hasta la tierra,
astros que en abismos ignotos
derramáis resplandores vagos,
constelaciones que en remotos
tiempos adoraron los Magos,
millones de mundos lejanos,
flores de fantástico broche,
islas claras en los océanos,
sin fin, ni fondo de la noche,
Estrellas, luces pensativas!
Estrellas, pupilas inciertas!
¿Por qué os calláis si estáis vivas
y por qué alumbráis si estáis muertas?...
Futura
Es en el siglo veinticuatro,
en una plaza de Francfort
por donde cruza el tren más rápido
de Liverpool para Cantón.
La multitud que se aglomera
de un pedestal alrededor
forma un murmullo que semeja
el del mar en agitación.
Suena la música de Wagner
y el estampido del cañón,
y entre los hurras populares
sube a su puesto el orador.
Es el Alcalde, Karl Hamstaengel,
el que preside la reunión
y en el silencio que se agranda
dice con monótona voz:
«Ciudadanos! Compatriotas!
¡Salud! Honrad al fundador
de la más grande de las obras
de nuestra santa religión.
Eterna gloria a su divisa,
eterna gloria al redentor
que con su ejemplo y sus palabras
el idealismo desterró.
Salud al genio sobrehumano
cuyo evangelio derramó
de este planeta por los ámbitos
la postrera revelación.
¡Paz y salud a los creyentes!
¿Cuál de nosotros lo invocó
sin sentir instantáneamente
mejorarse la digestión?
¿Cuál en sus heroicos ensueños
de entusiasmo y de valor
al inspirarse en sus ejemplos
no vencerá la tentación?
Ha cuatro siglos que los hombres
lo proclaman único Dios;
Su imagen ved, su noble imagen,
su imagen ved…
Un gran telón
se va corriendo poco a poco
del pedestal alrededor,
y la estatua de Sancho Panza
ventripotente y bonachón,
perfila el contorno de bronce
sobre el cielo ya sin color...
Cuando de pronto estalla un grito,
un grito inmenso, atronador,
de quince mil quinientas bocas
como de una sola voz,
que ladra: «¡Abajo los fanáticos!
¡Abajo el culto! ¡Abajo Dios!»
Es un mitin de nihilistas,
y en una súbita explosión
de picrato de melinita
vuelan estatua y orador.
La voz de las cosas
¡Si os encerrara yo en mis estrofas
frágiles cosas que sonreís
pálido lirio que te deshojas
rayo de luna sobre el tapiz
de húmedas flores, y verdes hojas
que al tibio soplo de Mayo abrís,
si os encerrara yo en mis estrofas,
pálidas cosas que sonreís!
¡Si aprisionaros pudiera el verso
fantasmas grises, cuando pasáis,
móviles formas del Universo,
sueños confusos, seres que os vais,
ósculo triste, suave y perverso
que entre las sombras al alma dais,
si aprisionaros pudiera el verso
fantasmas grises cuando pasáis!
Lázaro
Ven, Lázaro!, gritóle
el Salvador, y del sepulcro negro
el cadáver alzóse entre el sudario,
ensayó caminar, a pasos trémulos,
olió, palpó, miró, sintió, dio un grito
y lloró de contento.
Cuatro lunas más tarde, entre las sombras
del crepúsculo oscuro en el silencio
del lugar y la hora, entre las tumbas
de antiguo cementerio
Lázaro estaba, sollozando a solas
y envidiando a los muertos.
Azares del cuerpo es la reafirmación de las voces femeninas que abren una brecha en la literatura para alzarse como voces humanas.
Un cuento que brilla por su intensidad y precisión, como la luna y olor del humo que relata.
Poemas para hundirse en las llagas, en los párpados, en los líquidos, para, desde allí, rastrearse mujer y palpitar el mundo.
Selección del poeta de culto brasileño, para quien un dios también es el viento.
Reseña de Desastre lento de la poeta Tania Ganitsky
¿Cuál debe ser el papel de la crítica literaria? El autor responde a un ensayo de Carolina Sanín publicado recientemente.